¿Por qué rezamos? ¿Cómo hablar con Dios cada día?

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Dios nos ama y anhela profundamente que nosotros le amemos también. Todo el tiempo está haciendo cosas para que nos demos cuenta de cuánto nos ama. A lo largo del día podemos ver su amor reflejado en la Creación, en las personas que nos rodean y en nosotros mismos. La lista es infinita, piensa en lo que más te gusta a ti: el cielo, la lluvia, el canto de las aves, tu madre, tu hermano, tus amigos, la música, el deporte, y un gran etcétera.

¿Debemos nosotros darle gloria a Dios por su grandeza?¿Podemos nosotros agradecerle de alguna manera todo el amor que nos tiene?¿Existe alguna forma de pedirle que nunca nos falte su amor y su protección?

Esa es la oración. Esa es la razón por la que rezamos.Nuestro corazón está inquieto mientras está alejado de Dios, puesto que nuestro corazón está hecho por Dios, es por Él y para Él. Nuestra boca, nuestra mente,nuestra alma y nuestro corazón anhelan alabar a Dios, darle gracias y también pedirle cosas. Si Él todo el tiempo está presente en nuestras vidas, le encantaría que no lo olvidáramos a Él en ningún momento tampoco.

A lo largo de la historia, siempre hemos encontrado la formade convertir nuestra vida en una oración, dividiendo el día en momentos oportunos para hacer una pausa y rezar, acordarnos de nuestro Señor y Creador,de Aquél que nos ama infinitamente. A lo largo del día se puede rezar la liturgia de las horas, el rosario, la coronilla de la misericordia, el saludo a la Virgen en el Ángelus, diversas jaculatorias, recitación de Salmos y mucho más.

Una gran noticia es que puedes rezar de la forma que más teguste, que más se acomode a tu horario, puedes poner alarmas en tu teléfono o dispositivo, puedes usar aplicaciones católicas para rezar o leer la Biblia en diferentes momentos, puedes hacer meditaciones más largas o breves momentos de silencio. No hay una norma para rezar o quizás una sola: no dejar de rezar todos los días.  

SI me permites una guía adecuada y bastante práctica sería: No faltar a la misa dominical (que es la oración más perfecta que pueda existir), rezar el rosario de preferencia en familia durante la semana, leer la Biblia unos minutos mientras se reflexiona algunas veces a la semana, saludar a la Virgen al medio día, encomendar nuestras actividades en la mañana y agradecer y hacer un balance de nuestras actividades durante la noche.

Es un buen principio, nos pone en un camino sólido para ir creciendo en nuestra relación con Dios. Recordemos que no todo es rezar, nuestra oración nos tiene que unir a Cristo y a nuestro prójimo. La oración debe ser fuente de santidad, de amor a los demás, de cercanía a la Eucaristía y de congruencia de vida siguiendo los mandamientos.

“Señor, te amo, te alabo, te bendigo y te doy gracias por________. Te ofrezco y te consagro ________ y te pido que ____________. Amén.

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